
En el sector de la estética o beauty se emplea un vocabulario específico pero a veces puede ocurrir que se generen algunas confusiones con determinados conceptos. Eso sucede con la palabra peeling y la palabra exfoliante, que se utiliza de manera diferente. Por lo tanto, esto puede suponer un problema a la hora de escogerlos, aplicarlos o trabajarlos.
Realmente un exfoliante y un peeling es lo mismo, pero se relaciona el concepto peeling a un concepto más profesional y difícil de trabajar, mientras que un exfoliante puede ser algo más sencillo e incluso casero.
¡Error! La realidad es que podemos utilizar ambos conceptos de manera indiferente. Estaría bien utilizado peeling manual y exfoliante químico, aunque estemos acostumbrados a escuchar “peeling químico” y “exfoliante manual”.
Una vez nos adentramos en el mundo de la estética, entendemos que la finalidad de un peeling químico o manual es la misma y se usa uno u otro según la necesidad de la piel.
CLAVES DE LA EXFOLIACIÓN
Partiendo de que uno de los secretos para lucir una piel radiante y luminosa, es la eliminación de células muertas que se acumulan sobre la capa córnea de nuestra piel, vemos la importancia de aplicar un exfoliante correctamente, pues con el paso del tiempo, la eliminación de células muertas, natural de piel, se produce de manera más lenta y la textura pierde uniformidad, aparecen imperfecciones, arrugas y manchas, en resumen, podemos tener un rostro apagado.
Para combatir todos estos signos, uno de los puntos clave, es la exfoliación, teniendo en cuenta que este procedimiento, dependiendo de muchos factores como la edad, el estado de la piel y el resultado que queremos conseguir con éste, como puede ser la mejor absorción de un producto aplicado posteriormente, podemos realizarlo de manera mecánica o química.
La exfoliación de la piel es aconsejable realizarla desde la adolescencia, sobre todo en pieles grasas con tendencia a padecer acné, para así ayudar a la limpieza de poros; en edades más avanzadas, además de eliminar impurezas también activa la circulación, consiguiendo una textura suave.
A veces resulta difícil determinar cuál es conveniente para nuestra piel, para ello mencionaremos diferencias entre ambos productos con la finalidad de recuperar la luminosidad de la piel.
EXFOLIANTES O PEELING MANUAL
- – Actúan en la capa más externa de la piel, eliminando células muertas.
- – Nos ayudan en la limpieza de poros y la preparación de la piel para tratamientos posteriores.
- – Activan la circulación
- – Se realizan de manera manual, mediante pequeñas partículas, que desprenden las células y las arrastran para su eliminación.
- – Se aplica sobre la piel humedecida, con movimientos circulares, sin frotar fuerte, pero insistiendo en nariz y frente (zona T).
- – El retirado es sencillo, con agua tibia después de masajearlo.
- – Se puede utilizar de una a dos veces por semana en pieles grasas o una vez a la semana en pieles secas.
- – No es recomendable en pieles sensibles o con tendencia a rosácea, porque podemos provocar que aumente la alteración y crear una molestia innecesaria.
PEELING O EXFOLIANTE QUÍMICO
- – El peeling actúa a niveles más profundos en la piel, por eso además de alisar la piel y mejorar el aspecto, atenúan las manchas y las arrugas.
- – El peeling actúa de manera química, por lo tanto, no es necesario el trabajo mecánico que, si requiere un exfoliante, éste se aplica y se deja actuar durante unos minutos, aunque hay algunos que no requieren su retirado.
- – Teniendo en cuenta que actúa mediante sus principios activos ácidos, evitaremos que tengan contacto con zonas muy sensibles, como el contorno de ojos; las concentraciones de estos ácidos son bajas y controladas para no crear quemaduras en la piel.
- – Estimulan la renovación de las células y la formación de colágeno, por eso son imprescindibles en tratamientos anti edad.
- – Es recomendable que después de su aplicación, protejamos la piel de los rayos solares con un fotoprotector.
A partir de estas diferencias, escogeremos el que creamos conveniente para nuestra piel, o para el tratamiento que estemos realizando.