Seguro que te ha pasado que te has comprado una nueva base de maquillaje que no cuadra con el tono de tu cuello y que además te hace un efecto de piel grisácea, anaranjada… Para evitar que esto te pase de nuevo, elige tu base de maquillaje ideal con estos trucos que te daremos a continuación.
Antes de comenzar es importante que sepas qué es un subtono de piel. El tono de tu piel no tiene nada que ver con el subtono, ya que cuando hablamos del tono de piel, nos referimos al color según su grado de intensidad (desde la tez más pálida a la más tostada). Por lo tanto, este puede cambiar según la estación y es fácil de identificar (claro, medio, oscuro). La cosa cambia con el subtono, que es el que determina el tono de la piel y es invariable. Se distinguen tres grandes tipos: fríos, neutros y cálidos.
Por suerte, existe un truco fácil y rápido para saber qué tipo de subtono de piel tienes. Consiste en observar el color de tus venas. En la luz natural, fíjate en el color de tus venas. Si estas tienen un color azulado, tu subtono será frío, y tu base de maquillaje ha de tener un tono rosáceo. Si tienen un color verdoso, tu subtono es cálido y tu base será amarillenta. En el caso en el que no puedas distinguir un color uniforme y no puedas decidirte, lo más seguro es que tu subtono sea neutro (u oliva), y que puedas decidir entre ambas tonalidades de base.
Para tu piel con subtono neutro, será ideal una base para invierno y otra para primavera/verano, para cuando tu piel luzca más cetrina o más dorada. Para el subtono cálido, elige tu base de maquillaje ideal con pigmentos cálidos como los terracotas o caramelos. El subtono frío se caracteriza por tener una gama de pigmentos azules en la piel, así que tu base perfecta tendrá un colorcito rosado o porcelana.
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