Muchos profesionales del sector de la belleza, nos recomiendan hacer una higiene facial en frío, y no con vapor.
Y es que no lo sabíamos, pero el vapor no abre el poro sólo lo dilata, y es perjudicial para nuestra piel si ésta es sensible.
¿Y qué pasa con las limpiezas tradicionales con vapor? Pues que dependiendo del tipo de piel, pueden suponer una agresión para nuestra piel, y más, si no nos atiende un buen profesional, podemos terminar con irritación y marcas en la cara. Los poros no tienen músculos que puedan dilatarse ni contraerse. A continuación, os vamos a explicar cómo es la limpieza en frío, para quién está indicada y su resultado.
La limpieza en frío
Después de una buena limpieza y exfoliante doble para eliminar toda la suciedad del rostro, agregamos un sistema combinado de agua salada y oxígeno a presión. Sin agredir a nuestra piel, elimina toda célula muerta e impureza, y estimula los poros de una manera que promueve la extracción, pero no se dilata, por lo que la piel no se ensucia tan rápidamente como al usar vapor. La piel queda bien luminosa, limpia y oxigenada.
Para qué tipo de piel está indicada y el resultado
La limpieza facial en frío es para todo tipo de pieles, incluido las pieles más sensibles. Cómo hemos explicado más arriba, la limpieza es con agua salada y oxígeno, y por lo tanto, no irrita nuestra piel y es muy calmante.
El resultado que nos da esta higiene facial, es la de una piel muy limpia, muy luminosa y oxigenada y sin la sequedad ni irritación que hace la típica higiene. Para sanear nuestra piel, deberíamos hacernos una limpieza cada 28 días más o menos, ya que es cuando se recambian las células cutáneas.
Para mantener un rostro perfecto, brillante y sano, es necesario hacer una rutina de limpieza cada día, para eliminar los restos de la contaminación, las cremas hidratantes y el maquillaje.
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