Microblading, microshading, micropigmentación y sus diferencias

Des de que llevamos la mascarilla cada día, nos obsesionan mucho las cejas, ya que toda la atención se centra en la zona de los ojos.

Para lucirlas perfectas, ya sabemos lo importante que es cuidarlas. Seguirán siendo tendencia durante todo el 2021. Seguro que el año que viene se llevan muy atrevidas y de diferentes estilos, pero de momento tenemos que sacar el máximo partido. Unas cejas bien hechas no solo se pueden conseguir con geles y lápices. Cada vez están triunfando más 3 técnicas, que ayudan a dibujarlas y rellenarlas de forma semipermanente. Las técnicas son ‘microblading’, ‘microshading’ y ‘micropigmentación’. Te contamos todo sobre las 3 técnicas y sus diferencias.

Microblading, microshading, micropigmentación y sus diferencias

Microblading, microshading, micropigmentacion y sus diferencias

‘Microblading’

Para la técnica del microblading se utiliza una pluma de metal o un ‘pen desechable’. El uso de la cuchilla extrafina (dibujando cada pelo sobre la base de un microcorte poco profundo que se llena con pigmento), puede dibujar líneas muy finas, que imitan muy bien los pelos de las cejas. Las moléculas de pigmento permanecen en las zonas superficiales de la piel y el efecto dura poco tiempo, de 6 a 12 meses. La micropigmentación dura más, pero con el microblading es más natural. La duración de las 2 técnicas dependerá del tipo de piel.

El microblading es más agresivo que la micropigmentación. Obtiene buenos resultados, pero no si tienes la piel frágil o vascularizada.

‘Microshading’

El microshading trata en sombrear las cejas y dejarlas como si te hubieras maquillado. Se hace un tipo de pixelado para crear una impresión de empolvado. Esta técnica es posible de combinar con el microblading y la micropigmentación. Esta técnica es apta para cualquier tipo de piel, y los resultados tienen una duración de 10 a 12 meses.

‘Micropigmentación’

Esta técnica pigmenta hasta la segunda capa de la piel, las zonas que queramos resaltar, pero no se vuelve permanente. A través de un aparato eléctrico llamado ‘dermógrafo’ (lápiz digital con una aguja finita), se introducen moléculas de pigmento de color en la piel. La técnica es más duradera, ya que el pigmento se introduce entre la dermis y la epidermis.

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